jueves, 8 de septiembre de 2011

Reiki para niños y bebes.

Difícilmente exista un modo más natural y agradable de impartir Reiki que el de una madre con su bebé. Una madre sostiene a su bebé en forma amorosa indistintamente y una vez que ha aprendido a aplicar Reiki puede pasarlo a su bebé cada vez que lo toca y lo acaricia.
El beneficio de Reiki en los niños se inicia en el vientre materno. Reiki favorece su energía luminosa, los nutre, los protege y sobre todo, les permite una comunicación fluida y constante con su madre.

Gracias a su inocencia, los niños están libres de los prejuicios que tanto atan a la mayoría de los adultos. De este modo la energía Reiki fluye hacia ellos sin impedimentos, naturalmente, sin los bloqueos causados por temores o convicciones de cualquier tipo.
Muchos padres recurren a un tratamiento de Reiki para sus hijos cuando tienen problemas de hiperactividad, timidez, pesadillas, insomnio, depresión ó porque han atravesado por situaciones familiares que les producen angustia, como la separación de sus padres, por ejemplo.

Reiki también ayuda a los niños que son muy tranquilos a ser más receptivos, puesto que esta energía agudiza los sentidos y logra que la persona tenga una percepción distinta de la vida. Además, es muy útil para los pequeños que tienen dificultades para concentrarse.
Cuando se trata de bebés o de niños de corta edad es necesario adaptar las sesiones de acuerdo a su capacidad para quedarse quietos mientras se les imponen las manos. Es mejor que estén dormidos, para que estén más relajados.
En el caso de los bebés notarán mucha mejoría los que sufran cólico del lactante, inicio de dentición, otitis, trastornos de sueño, etc.

Las manos son un medio de expresión muy intimo, y los bebés son esponjas que absorben los estados emocionales que hay en su medio ambiente. Por lo tanto, muchas veces los bebés estan irritables, ansiosos, nerviosos, y necesitan un poco de energia pacifica. La mamá puede aprovechar su energia poderosa para aplicar un poco de reiki al bebe cuando este en estas condiciones.

Basta con imponer sus manos por su cuerpo, y apoyar el ejercicio visualizando que de ellas sale una luz rosa pacifica y calmante. Hay que hacerlo sin desesperación, aunque el niño este impaciente, verás como poco a poco se ira relajando. Si la mama esta impaciente o alterada, es mejor evitar el ejercicio.


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